“La verdad es que me siento muy cómoda con los musicales”, afirma con seguridad Ángela Leiva, como plantando bandera. La cantante acaba de tener su debut teatral en la versión nacional de School Of Rock, la adaptación de la obra de Broadway de Julian Fellowes basada en la película homónima de 2003 protagonizada por Jack Black, que ya tuvo sus producciones en Inglaterra, China, Australia, Nueva Zelanda, Brasil, Sudáfrica, España y Corea, y que se perfila como uno de los acontecimientos más importantes de este año.
En el espectáculo que acaba de estrenarse en el teatro Gran Rex, el rol principal de Dewey Finn recae en Agustín “Soy Rada” Aristarán. Tres elencos de treinta y nueve chicos encarnan a los alumnos del Colegio Horace Green, que dirige Rosalie Mullins, el papel que interpreta Ángela y que, confiesa, no es muy diferente a ella. “Tiene mucho más de mí de lo que pensaba. Ella es muy recta y formal, tiene todo agendado y organizado, y eso tiene un poco que ver conmigo, aunque quizás no tan exagerado”, se ríe.
–¿Cómo eras en la escuela?
–A mí me iba muy bien en el colegio. Nunca fui rebelde ni traía problemas a casa, era una especie de hija prodigio. Por eso mis padres siempre me acompañaron de la mejor manera posible y nunca me dijeron que no a nada. ¿Por qué iban a hacerlo si se suponía, entre comillas, que hacía todo bien? Nunca me cuestionaron. Jamás. Siempre estuve muy bien acompañada y tuve la suerte también de que la gente siempre se diera vuelta a escuchar lo que hacía.
–¿Qué recordás de tus primeros pasos en la música?
–La primera vez que me subí a un escenario fue en un acto del colegio. Una maestra descubrió que cantaba y me puso como primera voz en un coro improvisado. Después me junté con unos amigos que hacían baladas y a los quince tuve mi primera banda de cumbia. En cada nuevo comienzo siempre estuvo esa adrenalina de la primera vez. Y la timidez, que forma parte de mí. De más chica era un obstáculo, pero con el tiempo la supe derribar. Aprendí a guardármela en el bolsillo y a transformar los nervios en seguridad.
–¿Te pasó también cuando te llamaron para «School Of Rock»?
–Cuando me convocaron tenían muchas expectativas puestas sobre mí. Ellos creían que yo era Rosalie sin haber hecho un casting, así que sentí mucha presión porque yo no sabía realmente en dónde me estaba metiendo: la mayoría de las cosas que hice hasta este momento estaban en mi zona de confort. El personaje incluso canta lírico y yo hago cumbia, así que esto es nuevo para mí y a veces no puedo creer que estoy ahí, rodeada de tanto talento. Tengo la suerte de tener gente profesional que me está guiando y que me está moldeando, así que lo aprovecho al máximo y aprendo muchísimo; no solo de ellos, sino también de mis compañeros, con quienes nos transformamos en una gran familia.
Ahora ya me relajé y me siento muy cómoda combinando el canto, la actuación y la coreografía. Aunque nunca tuve tiempo de estudiar, siempre llevé la interpretación de forma genuina. La tira diaria de Pol-ka La 1-5/18 fue como un curso acelerado y me resultó increíble encontrar una actriz en mí, porque siempre tuve el deseo de serlo.
–¿Cuánto contribuyó a tu formación haber participado en los diferentes ciclos de Showmatch?
–Me ayudó muchísimo a ser la artista que soy hoy porque fueron granitos de arena que hicieron que yo moviera el cuerpo, actúe, cante otros géneros y tuviera visibilidad.
–El estreno de «School Of Rock» coincide con la celebración de tus 15 años de carrera en la música. ¿Sos consciente de que en ese tiempo te convertiste en un clásico de la cumbia? De hecho, tu último álbum fue grabado en vivo en el Luna Park. Sin dudas, habrá sido todo un hito para vos.
–Eso se dio de una forma bastante orgánica y se lo debo a la gente que me eligió, a mí y a las canciones. Sin embargo, yo no me creía capaz de poder hacerlo, hasta que un día me tuve que convencer de que sí lo era. Ese show sold out en el Luna Park significó la cosecha de toda una siembra de muchos años. Ese miedo que tenía representó una etapa de mi vida donde pensaba que sin un manager no existía, cuando en realidad era al revés. Por suerte pude salir de ese pozo y entender que yo soy la que generó todo esto.
–Es cierto que tras tu separación con Mariano Zelaya, que había manejado tu carrera hasta ese momento, aparecieron nuevos proyectos y hasta empezaste a componer tus propias canciones…
–Me costó meses mostrar mi primera composición, pero cuando lo hice me dijeron que estaba buenísima. Esa canción fue “Karma”, que es una de las más importantes de mi carrera. Hoy me pasa que la canto en vivo y no lo puedo creer, porque yo sé cómo surgió y lo que significa para mí.
–¿Cómo ves hoy la movida tropical?
–Creo que está muy bien. Hay muchos artistas emergentes que están haciendo muy buena música, que tienen ganas también de conservar los sonidos más clásicos de la cumbia. También están los que quieren hacer algo más cercano al reggaetón o al pop. La música es universal y lo bueno es que hay público para todo. La cumbia es popular, mueve masas y a los empresarios que la manejan les da mucho dinero, así que no sé por qué siempre fue tan ninguneada. Me parece que llegó el momento de que se gane el respeto que merece.
–Pasaron 15 años desde que empezaste a hacer música. ¿Cómo vas a festejarlo?
–En mayo arranqué la primera parte del 15 Años Tour, que la hice cerquita para poder ensayar para la obra todos los días de semana. El 2 de agosto empieza la segunda etapa con un ciclo en La Trastienda.
–¿Estás trabajando en música nueva?
–Quiero estar a pleno con School of Rock, así que puse en pausa la grabación de mi próximo disco. Tenemos funciones de miércoles a domingo, así que vamos a vivir dentro del Gran Rex. Todos los que estamos involucrados, sentimos que estamos inmersos en algo muy especial. Hay muchísimo talento, sobre todo en los niños, y eso es inspirador. Hay gente con muchos años haciendo musicales que lo está dando todo. Realmente, hay mucha magia en este espectáculo.
Fotos: Gabriel Machado @machadito_arte